Escritos hebreos afirman que cuando cinco sabios de Israel tradujeron la Toráh al griego por orden del rey Ptolomeo de Egipto “ese día fue tan duro para [el pueblo de] Israel como el día que fue fabricado el becerro de oro”. La razón de ello es enfatizada ahí mismo: “porque la Toráh no pudo ser traducida todo lo necesario.”
El lector debe tener presente que el idioma original es infinitamente más rico en significados que lo que la presente traduccion es capaz de reproducir.
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